
Un sistema de pensiones obsoleto e insostenible que necesita de una reforma profunda y urgente. El profesor de Economía del IESE Javier Díaz-Giménez analizó el 22 de abril en el campus del IESE en Madrid las deficiencias estructurales que padece el sistema público de pensiones en España durante la sesión del Programa de Continuidad "El grave problema de las pensiones españolas y una propuesta radical para su solución". La charla, organizada por la Agrupación de Antiguos Alumnos del IESE, forma parte del ciclo Economía y Sociedad-Propuestas para una economía dinámica, innovadora y justa.
"Tenemos que duplicar el ahorro para la jubilación rediseñando el actual sistema de reparto y complementándolo con planes capitalizados", afirmó el profesor Díaz-Giménez, quien insistió en que una posible solución al actual sistema de pensiones pasaría por adoptar medidas en ese sentido. "Necesitamos otro sistema de reporte que sea completamente contributivo, con una aportación del trabajador muy bien definida por ley, y sin tope", apuntó.
El ponente recordó que, en los últimos 27 años, el sistema de pensiones en España ha sufrido ya seis reformas. "La Seguridad Social no ofrece a día de hoy información exacta sobre cuáles serán las pensiones del futuro", lamentó. Tras denunciar que las administraciones públicas se han gastado todo el dinero acumulado en la hucha de las pensiones, el profesor Díaz-Giménez apostó por establecer un sistema de pensiones basado en un "mix de repartos, en el que la parte contributiva debe estar asegurada". En este punto, puso el ejemplo de Suecia, donde los contribuyentes dedican el 2,5% de su cotización a contratar unos fondos de pensiones personales obligatorios, que son gestionados a través de una agencia estatal.
El experto señaló que ni siquiera un hipotético crecimiento de la economía sería una posible solución a esta cuestión. "Cuando uno compara las pensiones españolas con las del resto del planeta, te das cuenta de que son difíciles de empeorar", manifestó. En su opinión, las pensiones obligatorias se deben entender como una especie de "ahorro forzoso para la vejez". "Realmente son como un salario diferido. Los trabajadores ceden parte de sus derechos sobre el PIB del presente a cambio de tener derecho a recibir PIB en el futuro, pero esos derechos futuros son siempre inciertos. Si no hay PIB, no hay pensiones", advirtió.
"Las pensiones mínimas son otra cosa"
El problema en el actual sistema de pensiones se ha generado debido a cambios en la duración de las edades de la vida, así como a cuestiones demográficas y a los costes de gestión del ahorro a largo plazo. La población vive más años, empieza a trabajar más tarde, los niveles de natalidad han descendido, se ha estancado la población joven y adulta… todos estos factores, a largo plazo, influyen en la sostenibilidad del sistema.
Asimismo, el profesor Díaz-Giménez abogó por separar claramente las pensiones contributivas de las mínimas o no contributivas, "que son otra cosa". "Las pensiones mínimas deben entenderse como una expresión de nuestra solidaridad con los mayores. Han de financiarse con cargo a los Presupuestos Generales del Estado y deben estar enfocadas, es decir, fijadas a partir de un umbral de renta y el patrimonio de sus preceptores", expuso. Para ello, apostó por la creación de una Agencia de Pensiones, que se centrara únicamente en las pensiones de tipo contributivo.