
"Las operaciones no son otra cosa que el conjunto de actividades necesarias para entregar un producto o un servicio a un cliente con la máxima garantía. Pero en el mundo del arte y de los espectáculos, este proceso implica empezar a partir de una sola idea a la que hay que ir dando forma hasta configurar todos los detalles". Con declaraciones como esta, Lleonard Garuz, ex-director técnico del Gran Teatre del Liceu, explicó ante los antiguos alumnos del IESE las claves del engranaje que permite que un teatro de primer nivel internacional funcione a la perfección con un ritmo de actividad frenético. El acto, enmarcado en el Programa de Continuidad, se celebró el 12 de marzo en el campus del IESE en Barcelona.
Para entender la complejidad de la gestión de las operaciones en el Gran Teatre del Liceu entre 1999 y 2010 – período en el que Lleonard Garuz fue el director técnico de la institución –, hay que definir muy bien el contexto.
Según Garuz, su década al frente de las operaciones del teatro estuvo marcada por una gran competencia entre los teatros del mismo nivel y por un destacado crecimiento económico. "No era cuestión de tener más público que los demás, pero sí más prestigio, más excelencia y aquello nos obligó a trabajar con un nivel de actividad altísimo", explicó. "Otros factores importantes fueron que nuestro presupuesto era inferior a la media de este tipo de instituciones, a pesar de que la situación de la economía del momento acompañaba, y que el Liceu acababa de ser reconstruido, después del incendio del año 94, y tenía que mostrar al mundo todo su esplendor", señaló Garuz.
Organización y compromiso
Siguiendo un riguroso plan de objetivos – que definía año a año el número y el tipo de obras y montajes que se tenían que realizar en el Liceu para competir entre los mejores del mundo – y contando con las posibilidades que brindaba el nuevo edificio recién estrenado, la dirección definió una estructura de personal, un organigrama y un sistema de planificación de procesos para alcanzar los requisitos del nuevo Liceu.
"Fuimos adaptando el personal y el presupuesto temporada a temporada hasta alcanzar unos estándares que funcionaban como queríamos, pero la realidad es que todo aquello fue posible principalmente gracias a que en el mundo del teatro la gente ama su trabajo por encima de todo. Sin ese nivel de implicación por parte de todos, el éxito que alcanzamos no hubiese sido posible", reconoció.
Finalmente, Garuz explicó que, a nivel operacional, el proceso más interesante y a la vez el más complicado fue encajar la actividad diaria con los preparativos, ensayos y estrenos de los nuevos espectáculos, gestionando de forma milimétrica el inevitable cuello de botella que en ocasiones suponía el contar con un único escenario: "No había espacio para los retrasos. Para poder cuadrarlo todo, empezábamos a planificar los proyectos con dos años de antelación, pasando por todos y cada uno de los procesos necesarios hasta el día del estreno y traduciendo ese proyecto inicial a un plan que definía toda la actividad del teatro día a día y hora a hora, hasta que finalmente conseguíamos encajar un nuevo montaje en un horario que no paraba nunca".
INEO - Iniciativa para la Excelencia en las Operaciones
La sesión del Programa de Continuidad "Ópera y Operaciones en un Gran Teatro: competitividad y productividad" fue moderada por el profesor del IESE Josep Riverola, que en su intervención presentó a los Alumni la nueva iniciativa del IESE que enmarcaba la conferencia. El profesor Riverola explicó que la INEO - Iniciativa para la Excelencia en las Operaciones del Centro Internacional de Investigación Logística (CIIL) quiere facilitar la generación de conocimiento sobre la gestión de operaciones y de la tecnología de la empresa española a través del intercambio de experiencias y la interacción del mundo académico y el de los negocios.