
El repunte del absentismo laboral iniciado a finales de 2013 se ha hecho más acusado y alcanzó una tasa del 4,7% en 2015. Esto supuso un coste directo de 5.135 millones de euros a la Seguridad Social y de 3.857 millones de euros a las empresas. El coste de oportunidad en términos de los bienes y servicios que se dejaron de producir se estima en 52.387 millones.
Estos son algunos de los datos que arroja el V informe Adecco sobre absentismo, realizado en colaboración con el IESE, Garrigues, AMAT, FREMAP, la Universidad Carlos III de Madrid y el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo.
El estudio también indica que las bajas por enfermedad común son casi cinco veces superiores a las producidas por accidente de trabajo. Además, en los distintos indicadores los valores son superiores en mujeres que en hombres.
Baleares, Madrid, Galicia, Canarias, Cantabria y Murcia son, por este orden, las comunidades autónomas que presentan más horas efectivas trabajadas.
Los diagnósticos de trastornos musculoesqueléticos, traumáticos y psiquiátricos supusieron el 57% de los días de incapacidad. Por tanto, cualquier programa de promoción de la salud de los trabajadores que pretenda reducir los niveles de absentismo de la plantilla deberá incluir necesariamente acciones dirigidas a minimizar el impacto de los factores que pueden incidir en estas dolencias.
Evolución histórica
La tasa de absentismo, estimada a partir de los datos de la Encuesta Trimestral de Coste Laboral del Instituto Nacional de Estadística, aumentó del 3,7% en 2000 hasta un máximo del 4,9% en 2007.
Con la llegada de la crisis, el absentismo se redujo ligeramente entre 2008 y 2011, situándose en torno a 4,7%, y esta disminución se acentuó en 2012 (4,3%) y 2013 (4,1%).
2014 supuso un punto de inflexión, al producirse el primer repunte en siete años, que se agudizó durante 2015 hasta llegar al 4,7%.
Por sectores, se aprecia una fuerte subida del absentismo en los servicios, al pasar del 4,2% en 2013 al 4,9% en 2015 (el máximo fue de 5,1% en 2007), y la industria, donde ha pasado del 4,1% al 4,6% (el máximo fue de 5,5% también en 2007). En cuanto a la construcción, el incremento ha sido muy moderado, al aumentar solo dos décimas para situarse en el 3,2%.
Entre 2000 y 2014 la jornada de trabajo efectiva por trabajador y año experimentó una trayectoria decreciente y se redujo un 8%, con un descenso especialmente relevante del 2% en 2009. En 2014 se situó en las 1.550 horas anuales, frente a 1.684 horas de 2000.
El 90% de las empresas controlan las ausencias por licencias y permisos, exigiendo la presentación de justificantes médicos o de otro tipo, y tan solo el 3% dispone de paquetes de horas anuales o sistemas de flexibilidad horaria que faciliten la conciliación de la vida laboral y personal.
Este resultado muestra la necesidad de racionalizar los horarios laborales y mejorar los sistemas y prácticas de flexibilidad horaria y de calendario laboral para facilitar la conciliación.
Entre los factores causantes del absentismo, los expertos coinciden en señalar que uno de los más importantes es el institucional, entendido como el marco que establece la cuantía de las prestaciones en situación de baja y las facilidades de tramitación.
Tras realizar una comparación internacional, el análisis de los datos de los diversos países sugiere que el absentismo es más elevado en aquellos países con una mayor protección social.
El fenómeno del presentismo
El informe también señala que el presentismo (estar presente en el puesto de trabajo, pero dedicar ese tiempo a asuntos no relacionados con él) se redujo entre 2008 y 2011, mientras que aumentó entre 2012 y 2015, provocando una polarización de las condiciones laborales en dos perfiles según la percepción de la seguridad del puesto de trabajo.
Las empresas españolas están más orientadas a sistemas de control y restricciones, que fomentan el presentismo y el absentismo en lugar de un comportamiento responsable de los trabajadores. Estos compensan mayoritariamente sus ausencias por presentismo prolongando su jornada laboral.
El 88% de las compañías aplican métodos de control de los horarios de sus empleados, y solamente el 34% ofrecen flexibilidad horaria a más del 25% de la plantilla. Esta falta de flexibilidad es más acusada en las pymes que en las grandes empresas.
Los únicos parámetros donde se aprecian diferencias relevantes en el presentismo son en el caso de directivos y altos cargos, en los contratos indefinidos frente a los temporales y en los contratos a tiempo completo frente a los de tiempo parcial.
Esto lleva a pensar que el presentismo viene fundamentalmente determinado por características generales propias del tipo de empresa o cultura de trabajo, y poco por las características individuales de los empleados (edad o sexo).
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