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África necesita un millón de directivos en 10 años

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África precisa incorporar un millón de directivos con una sólida formación a su población activa a lo largo de la próxima década para gestionar el crecimiento dinámico que se prevé en todo el continente. Sin embargo, para encauzar semejante potencial serán necesarias unas soluciones formativas que permitan sortear la brecha entre talento y competencias de negocio.

Estas son algunas de las conclusiones principales de la Global Business School Network (GBSN) y la Management Development Network (EFMD) que el IESE albergó la semana pasada en el campus de Barcelona.

Bajo el título “Quality in Context: Management Education for the Developing World”, el congreso reunió a decanos y profesores universitarios de todo el mundo con la intención de poner en solfa los desafíos y las soluciones de la formación de la alta dirección en África. Los asistentes debatieron acerca de las realidades que, sobre el terreno, afrontan los estudiantes y las empresas africanos, haciendo especial hincapié en la imperiosa necesidad de ofrecer formación exhaustiva, en las propias empresas, a los recién titulados, carentes todavía de experiencia real en el mundo de los negocios.


Desarrollo de talento acorde con el potencial de crecimiento

“África afronta desafíos importantes en el ámbito de la formación de directivos. Se estima que habrá que formar a un millón de personas para dar respuesta al crecimiento económico de los próximos diez años”, asegura Africa Ariño, profesora de Dirección estratégica del IESE. “La formación en Business en África opera en un contexto muy distinto al del mundo occidental, con una mayor limitación de los recursos. Muchas empresas africanas presentan una organización vertical, de tal manera que ellas mismas deben producir recursos como, por ejemplo, la energía. Y lo mismo sucede con la formación y el desarrollo de talentos procedentes de su entorno”.

“Las empresas africanas se enfrentan a una mayor necesidad de ofrecer formación interna a los licenciados universitarios, que sus homólogas occidentales”, añade. “Los estudiantes que acaban de licenciarse no atesoran la experiencia empresarial imprescindible cuando se incorporan a una empresa. Las escuelas de negocio juegan un papel vital a la hora de gestionar esta brecha entre talento y competencias directivas”.

El congreso sirvió de altavoz a decanos, académicos, especialistas en educación y destacados directivos de todo el mundo, entre ellos Kwaku Sakyi-Addo, CEO de la Ghana Chamber of Communications, Azam Chaudry, decano de la Lahore School of Economics, Anjali Sastry, catedrática en la MIT Sloan School of Management y Keith Engel, director de política fiscal africana en Ernst & Young.

Las sesiones se centraron en cómo ofrecer calidad y excelencia en la formación de directivos y en los beneficios del establecimiento de alianzas con el sector privado. Los delegados debatieron también sobre la escasez de destrezas sociales, o “transversales”, imprescindibles para mantener un crecimiento sostenible.


Ofrecer valor local y globalmente

La directora de Servicios para Escuelas de Negocio de la EFMD, Nadine Burquel, destacó la importancia del desarrollo de este tipo de competencias: “la formación de directivos en África debe jugar un papel primordial a la hora de desarrollar un espíritu emprendedor. No podemos limitarnos a entrar en los países africanos y dejar un plan de estudios para, acto seguido, irnos. Tiene que haber un valor sostenible que, a su vez, afronte un doble reto: por un lado, ofrecer capacidades tanto empresariales como sociales y crear empleo y prosperidad en el ámbito local y, por el otro, construir competencias interculturales y transversales que permitan a los negocios y a las empresas competir en el ámbito internacional o global.”

En relación a la presencia de empresas extranjeras que operan en África, Burquel insistió en la necesidad de contratar a nivel local. “Las multinacionales tienen la responsabilidad de buscar y contratar a talentos locales, africanos, y de recompensarlos y promoverlos. De lo que se trata es de aprovechar la excelencia local, la que mejor entiende los mercados locales. Y añadió: “Bastante se ha exprimido a África a lo largo de la historia; ya va siendo hora de devolver algo al continente”.


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