
Ya han empezado las clases para los nuevos alumnos del programa MBA del IESE que se graduarán en 2015. Un grupo con 275 alumnos procedentes de 60 países en el que suenan lenguas que van del alemán al portugués o del armenio al japonés y al mandarín.
"El primer día de clase me vi de repente compartiendo mesa con un egipcio, un alemán, un marroquí y un coreano y en seguida pensé 'por esto estoy aquí'", admite Bruno Neiva Furtado, de Río de Janeiro. "Hay gente de todo el mundo en el campus con ideas que son completamente diferentes a las mías", comenta otra alumna, Hilda Kabushenga, de Uganda. "Sé que aquí desarrollaré capacidades que serían inimaginables en mi país".
Betty Fan Wenyue, procedente de Guangzhou, en China, reconoce que lo que más le ha impresionado durante los primeros días en el MBA es la gente: "Los compañeros de segundo año nos han ayudado en todo, los profesores son muy dinámicos y los alumnos que he conocido son muy diversos y tienen mucho talento".
Hilda explica que su objetivo a largo plazo como profesional es ser emprendedora social en Uganda "para ayudar a la gente de mi país". Antes de conseguirlo espera ganar experiencia en el ámbito de la inversión privada, para aprender cómo conseguir la financiación necesaria para sus proyectos sociales.
Otra alumna, Talar Sarkissian, personifica el perfil internacional del programa: "Crecí en Toronto, estudié en un colegio francés y me crié hablando armenio. Así que crecí en un entorno en el que el inglés, el francés y el armenio aparecían mezclados en todo momento", recuerda y añade que ya ha alcanzado un buen nivel en sus primeras clases de español.
"Estoy muy interesada en todo lo relacionado con el desarrollo, ir a países en los que pueda ayudar a crear empresas sostenibles que mejoren la vida de las comunidades locales", señala Talar. "Pero me di cuenta de que para lograr un verdadero impacto en este campo necesitaba más experiencia. El IESE era mi primera opción por la variedad cultural y la experiencia internacional que ofrece. Además, los alumnos son todos profesionales excelentes; no es solo cuestión de competencia, se trata de desarrollar la confianza: formar buenas personas. El mundo real es oscuro y cuesta encontrar gente con este brillo especial, gente que realmente quiera marcar la diferencia. Creo que el IESE los encuentra y consigue traerlos al campus".
En la clase de 2015 también están representados perfiles académicos muy diversos, pero el austriaco Bernhard Bonelli es quizás el único alumno licenciado en Filosofía, especialmente interesado en la obra de Aristóteles y Martin Heidegger. "En realidad no puedes hacer gran cosa con una licenciatura en Filosofía pero las empresas de consultoría valoran muy positivamente este tipo de estudios", dice Bernhard, a quién su empresa, the Boston Consulting Group, le ha ayudado a financiar el MBA. "Quieren contar con gente especializada en el mundo de los negocios y gente de otros ámbitos trabajando en equipo para obtener diferentes puntos de vista", aclara.
Betty considera que su principal vocación es el liderazgo, y añade que "es un concepto muy genérico, así que necesito descubrir qué tipo de líder quiero ser, en qué sector y qué funciones quiero realizar".
Los seis alumnos entrevistados se han interesado especialmente por la misión del IESE de formar líderes que tengan en el futuro un impacto positivo en la sociedad. "Creo que es posible tener éxito en el mundo de los negocios y mantener al mismo tiempo una serie de principios y valores. No simplemente contribuir al éxito de tu empresa, sino mejorar la situación de todos aquellos que se relacionan con la compañía", dice Eduard Martí Bofill, de Barcelona. "Debes hacer negocios de manera sostenible desde un punto de vista moral. Creo que en este sentido mi visión y la del IESE son complementarias".
"Para lograr un impacto positivo, primero tienes que sentirte bien contigo mismo. Así que antes de conseguir algo positivo para la sociedad, quiero ser honesto y sincero conmigo mismo y con mis compañeros", asegura Bruno.
"La misión de mi vida es tener un impacto positivo y enriquecer mi espíritu", señala Bernhard. "Creo que mi futuro se encarará hacia los servicios públicos, ya que me gustaría llevar a la sociedad y al ámbito político todo lo que estoy aprendiendo en el mundo de la empresa".
Definitivamente, sus primeros días en el IESE les han causado una muy buena impresión. Talar lo resume así: "El campus es precioso, el tiempo es perfecto y la gente es una maravilla".