
Adaptarse, arriesgar y aprender. En torno a estas tres ideas giró la ponencia que el consejero delegado de Aegon en España, Jaime Kirkpatrick, pronunció el pasado 1 de marzo en el campus del IESE en Madrid. Durante la charla, incluida dentro de las Global Leadership Series, Kirkpatrick animó a los alumnos del EMBA a huir del conformismo, a ser valientes a la hora de afrontar nuevos riesgos y retos profesionales, y a enfrentarse a las labores de liderazgo con humildad y credibilidad. “No saber superarse en cada etapa de la vida equivale a una especie de muerte intelectual”, aseguró.
Nacido en 1971, Kirkpatrick es un viajero infatigable desde su infancia debido a que su padre era diplomático. “Tuve la gran suerte de vivir en muchos países de niño y, en cierta medida, eso es algo que ha influido en mi vida”, reconoció. Tras obtener el título de ingeniero industrial por la Universidad de Lausanne (Suiza) y trabajar casi dos años en Alemania, Kirkpatrick decidió dar un giro a su carrera y apostó por cursar el MBA en el campus del IESE en Barcelona. Corría el año 1996.
“Me encantaban los estudios de ingeniería, pero cuando empecé a trabajar como ingeniero vi que aquello no era lo mío. Es importante no ser conformista en la vida y saber adaptarse a las circunstancias y a la gente que te rodea”, recordó. En su opinión, esa capacidad de adaptación resulta fundamental tanto a nivel personal como profesional ya que “sólo así se puede extraer lo mejor de las personas con las que trabajas, incluso de las que tienen un carácter más complicado”.
Un proyecto propio
Después de pasar por el IESE, Kirkpatrick ejerció durante ocho años labores de consultoría. Era un trabajo que le divertía, que le proporcionaba la ocasión de conocer a clientes y proyectos interesantes. “Pero, en el fondo, no estaba satisfecho. Quería tener una vida más equilibrada. A nivel personal, no me llenaba. Y a nivel profesional, echaba de menos tener un proyecto que fuera de verdad mío, que lo sintiera como algo propio”, explicó.
En este punto de inflexión, Kirkpatrick eligió embarcarse en el sector de los seguros y fichó por Aegon en 2004. “Fue la decisión más rica de mi vida. Arriesgué y no era fácil, porque el proyecto estaba cargado de incertidumbres”, admitió. Sin experiencia en seguros, se hizo cargo de una nueva unidad de negocios, la de los seguros de vida. “Hay que tener la valentía para cambiar y arriesgar, ser consciente de cuándo se ha cumplido un ciclo en la vida. Si crees que ha llegado ese momento, debes plantearte la posibilidad de buscar otras alternativas”, insistió.
El ponente, además, abordó la importancia de “aprender a liderar, sobre todo en momentos complicados”. Hace un año y medio, Kirkpatrick fue designado consejero delegado de la compañía aseguradora en España y decidió dar un giro a la gestión de la empresa. En su opinión, el liderazgo consta de dos facetas: la inteligencia y la gestión del talento.
Ser creíble
Desde su nuevo puesto directivo, tuvo que aprender a gestionar el talento de las personas. “Es básico desarrollar la faceta más humana, más cercana con la gente que te rodea, fomentar la capacidad interpersonal”, dijo. Apuntó, en ese sentido, algunas claves para poder llevar a cabo esta tarea de forma correcta: la sinceridad y la claridad. “Se debe liderar desde la autenticidad. Se debe comunicar de forma constante y decir siempre la verdad, por muy dura que. La credibilidad es algo básico. Y también se debe saber delegar, saber a qué debes dedicar tiempo y a qué no”, señaló.
No obstante, convino en que el liderazgo tiene una parte menos cálida y más fría, que es la relativa a la inteligencia, en el sentido de “ser capaz de tomar las decisiones correctas”. “Ese es un trabajo solitario, duro, porque al final las decisiones que adoptes van a ser exclusivamente tuyas. Aunque estés rodeado del mejor equipo, cuando llegas a este punto siempre tienes una sensación de vértigo, de soledad”, confesó.
En 2012, y debido a la complicada situación económica del sector de las cajas de ahorro, algunas de ellas socias de Aegon en determinados proyectos, Kirkpatrick no lo dudó. “Decidí comunicar cómo estábamos desde la sinceridad. Describí el escenario tal y como era. Por circunstancias ajenas a nosotros, el negocio se derrumbaba. Tomamos decisiones frías, duras. Vimos que una parte de nuestra estrategia comercial había llegado a su fin y que necesitábamos buscar nuevas alianzas”.
Así, a finales del año pasado, Aegon anunció un pacto exclusivo con el Banco de Santander que permitirá que la compañía crezca en España más del 30%. “El trabajo, la constancia y la paciencia son elementos necesarios para superar las adversidades”, concluyó Kirkpatrick.